Reserva de la Biosfera Alto Bernesga

Patrimonio Cultural y Paisaje

Los territorios del Alto Bernesga debido a su situación estratégica en la Montaña Central de León, han sido zona de comunicación entre el este y el oeste de la provincia y paso desde tiempo inmemorial hacia la zona astur. Territorio surcado por infinidad de caminos que durante siglos fueron utilizados por todo tipo de gentes, peregrinos, religiosos, pastores, arrieros, nobles, etc.

Ruta de la Plata

Desde enero de 2007 el Ayuntamiento de La Pola de Gordón forma parte de la Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata, asociación que se encarga de proteger y difundir todo el patrimonio vinculado a ella. Ya en la antigüedad existía una ruta, que utilizaba un corredor natural, que permitía comerciar al pueblo tartesio con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C. Fue esta ruta la que utilizaron las tropas romanas para avanzar hacia el norte. En época del emperador Augusto y sobre todo durante el gobierno de Trajano y Adriano, se configuró como una calzada romana que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), y que continuaba por la “XXIII, Iter ab Hostio Emeritam Uxue Fluminis Anae” hasta Sevilla por el sur, y hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa, paso de acceso a Asturias remontando la Cordillera Cantábrica y que recibió el nombre del cónsul romano Tito Carisio que dirigió el asedio por este punto entre los años 29 y 19 a. C. Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida. Esta ruta se ha utilizado a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media. En la actualidad sigue siendo una importante vía de comunicación de la Península. La importancia que esta Ruta ha tenido a lo largo de la historia, se puede observar en muchos tramos de su recorrido, y ello le proporciona una importancia especial dentro del Patrimonio histórico de la Reserva.

Ruta de San Salvador

La Ruta de San Salvador constituye la variante Norte del Camino de Santiago, la cual parte de la Real Colegiata de San Isidoro en León y llega a la ciudad de Oviedo para visitar la Capilla de San Salvador, continuando hacia el oeste camino de Santiago de Compostela. La ruta actual va desde León hasta Oviedo siguiendo un trazado casi paralelo al río Bernesga, hasta Arbas del Puerto, donde la Colegiata de Santa María es uno de sus grandes hitos. Prosigue por el puerto de Pajares y baja por la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica siguiendo el cauce de los ríos Lena y Caudal con su confluencia con el Nalón. Dentro de La Reserva los pueblos por los que pasa esta ruta son: Peredilla, Nocedo, La Pola de Gordón, Beberino, Buiza y Poladura de la Tercia.

Una copla, popularizada por los peregrinos dice: “Quien va a Santiago y no a San Salvador visita al Criado pero no a su Señor”.

La ganadería y trashumancia

La ganadería ha sido el pilar económico del Alto Bernesga durante mucho tiempo, los pastores leoneses practicaban la trashumancia entre los puertos de esta zona y Extremadura. Se practicaba la trashumancia y la transterminancia de ganados ovinos que hicieron de la estación de Villamanín un importante lugar de carga y descarga de rebaños. Los pastos de altura de estas montañas fueron aprovechados por el ganado ovino, por las “veceras” de vacuno, y caballar de las aldeas desde hace siglos. Esta tradición que continuó hasta bien entrado el S.XX y dejó numerosas veredas que recorren el territorio, vereda de Buiza, vereda de Aralla y vereda de Cármenes todas ellas pertenecientes a La Cañada Leonesa Occidental. En estas veredas todavía se pueden contemplar restos de los chozos, apriscos y corrales usados por los pastores, forman parte de manera singular las conocidas cortes de Alceo, construcciones de piedra techadas con paja de centeno, utilizadas durante el verano por los habitantes de Folledo. Esta tradición ganadera trashumante ha motivado en la actualidad, la señalización en Cabornera y Paradilla de rutas tales como la de “Los Puertos de Verano”.

La minería

La minería ha sido un recurso económico de gran importancia desde muy antiguo, se pueden citar al menos dos explotaciones prerromanas y cierto número de minas que extraían cobre, níquel, cobalto y villamaninita, este último mineral fue descubierto en el municipio de Villamanín. La minería del carbón comenzó a mediados del siglo XIX. Las cuencas mineras del Bernesga eran uno de los referentes de reservas de hulla, aunque buena parte no estaba explotada debido a la ausencia de un sistema ferroviario adecuado. Con la construcción del tren hullero, el ferrocarril de vía métrica entre la Robla y Valmaseda, inaugurado el 11 de agosto de 1894, se abrió la puerta para el desarrollo de la cuenca minera de Ciñera. Surge la Hullera Vasco Leonesa, el carbón tenía como destino la industria pesada vasca. Durante los primeros años del siglo XX la empresa tuvo muchos problemas debido a la presión del carbón inglés y la ventaja del carbón asturiano frente al leonés por su mejor preparación. En la segunda década del siglo XX se produjo una expansión de la empresa favorecida por el descenso de la producción inglesa y por las nuevas políticas proteccionistas del gobierno. Posteriormente la empresa sufrió grandes altibajos que dieron lugar a varias huelgas por parte de los mineros. En el año 1930 se inaugura el Pozo Ibarra, uno de los más emblemáticos de la compañía, que permaneció abierto hasta 1996, coincidiendo con el arranque de la Nueva Mina. En 1943, tras la Guerra Civil, se produjo la compra de la Sociedad por la empresa Sociedad Regular Colectiva Valle y Díez, trasladando la sede empresarial de Bilbao a León. Puesto que la mecanización de la mina era muy escasa, la necesidad de gran cantidad de mano de obra con experiencia, supuso la construcción de nuevas viviendas en los barrios anexos a núcleos prexistentes, para crear unas condiciones adecuadas para vivir los obreros. La empresa promovió unas 600 viviendas en Ciñera, Santa Lucía, Matallana, Coladilla, Vegacervera y La Robla, en régimen de alquiler vinculado a un contrato de trabajo con la Sociedad Hullera Vasco Leonesa; además crearon 5 economatos repartidos por la cuenca Ciñera-Matallana. Estas infraestructuras supusieron un gran cambio físico y social de los pueblos citados.

Actualmente la minería es el pilar de la economía en la comarca. Cabe destacar la declaración del castillete del Pozo Ibarra como Bien de Interés Cultural (Año 2011), el primer elemento perteneciente a la arquitectura industrial minera que recibe este reconocimiento en Castilla y León.

El ferrocarril

La construcción de la línea ferroviaria León - Gijón a finales del siglo XIX, comunicó el Principado de Asturias, principalmente los puertos asturianos, con la Meseta Central. Esta vía permitió la comunicación directa de Gijón con el resto de la península, salvando la Cordillera Cantábrica por el Puerto Pajares a la cota de 1.290 metros. Debido al terreno tan accidentado, se tuvieron que construir 69 túneles, que suman una longitud de más de 25 km. La principal consecuencia inmediata del ferrocarril fue el desarrollo de la industria carbonífera, poniendo el uso del carbón al alcance de todos, y la creación de otras industrias que llegarían a aportar significativos beneficios, como la explotación de canteras, manufactura de hierro, etc. Se logró así, la comunicación desde León con Galicia, Asturias y el interior de la Península, acentuándose el intercambio de productos entre las distintas regiones. Esta vía ferroviaria, desde su nacimiento, acoge a viajeros, que pueden disfrutar de los imponentes paisajes por los que discurre este ferrocarril.

La Guerra Civil Española

El territorio de La Reserva se vio muy afectado por la Guerra Civil Española debido a la coincidencia de varios factores: la presencia de una masa trabajadora politizada, la importancia estratégica de los recursos energéticos, el paso de infraestructuras de comunicación entre Asturias y La Meseta y finalmente, el establecimiento del frente militar durante un año. Para defenderse, el Consejo de Asturias y León promovió la construcción de una línea defensiva que se denominó coloquialmente como “La Maginot cantábrica”. De esta línea defensiva, en el territorio queda un valioso conjunto de reliquias: trincheras excavadas en zanjas con un trazado en zigzag, parapetos y refugios hechos de piedra y casamatas blindadas a base de hormigón armado. Los restos de estas construcciones las podemos encontrar en diferentes picos, peñas, altos y cerros de la zona, como son el Cerro Pedroso, la Cumbre de Amargones, el Pico Altico, el Alto del Bustillo, Peña Muezca, el Pico de Fontañán, Peña Blanca, Sierras Negras del Cajal y Matamediana. (Patrimonio Bélico "Trincheras de Gordón")

Tras la Guerra Civil, el Gobierno promovió la reconstrucción de las localidades más afectadas por la destrucción bélica mediante la creación de un órgano de la administración pública denominado Dirección General de Regiones Devastadas. La iniciativa de reconstrucción posbélica por acción directa del estado tuvo un indudable carácter publicista, que desde un punto de vista arquitectónico se denominó neoherreriano. De esta reconstrucción derivan edificios tan simbólicos de la zona como la sede del Ayuntamiento de La Pola de Gordón, la sede del Ayuntamiento de Villamanín y edificios aledaños, la iglesia de Ciñera y la de Villamanín, entre otros.

Arquitectura popular

Cabe destacar la belleza de estos pueblos de montaña, donde la arquitectura tradicional se impone. Generalmente se trata de edificios de piedra, compactos, de planta rectangular, dos alturas y tejados a dos aguas de teja arabe o pizarra, ocasionalmente las viviendas pueden tener corredores de madera. Normalmente estos edificios se sitúan alrededor de un corral. Pueblos tradicionalmente ganaderos, poseen fuentes, abrevaderos y pilones de piedra. Este tipo de construcción da unas características comunes a todos los pueblos de la región, adaptados a la climatología de la zona.

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